El ritual de los Despertares

Hoy desperté en un silencio absoluto. Abrí los ojos y escuché la nada. Pero esa nada era tan radical que me sorprendió. El silencio no venía de afuera sino de adentro de míi, de la mente. Como si estuviese desenchufada de la electricidad que la activa, la máquina de producir pensamientos incesantemente amaneció en “off”. Solo silencio y una paz ilimitada, expansiva que invadía cada rincón de los espacios que me rodeaban y más allá de las paredes que lo contenían.

Me quedé inmóvil disfrutando de ese momento de nada infinita. Solo respiraba pero muy lento para no despertar o reactivar a la máquina. Respiré despacio para continuar en el silencio, la paz, el vacío ilimitado. Cuando no hay pensamientos,  no hay emociones, tampoco sensaciones físicas, y si las hay no las sientes porque la mente no está allí para activar cualquier cosa que sientas. Continué inmersa en el vacío por algunos segundos más. Y poco a poco la mente se fue incorporando al proceso de despertar que por alguna extraña circunstancia había ocurrido por partes. Primero el cuerpo y después la consciencia. Y tomó unos segundos más desperezándose, reactivándose y ya estaba allí intentando racionalizar la experiencia.

¿Qué había pasado? ¿Qué fue eso? ¿Cómo y por qué? Levanté mi teléfono pero no para llamar a alguien, faltaban 5 minutos para las 6 de la mañana…, Qquería grabar un mensaje de voz. Quise dejar una evidencia física de lo que había pasado, de toda la experiencia que no duró mas de dos minutos pero cuando hice “click” en “recording” no encontré muchas palabras para expresar lo que había ocurrido más allá de la palabra “silencio”. Y solo dije “¡Andrea…!” y nada más. Grabé una exhalación, un sollozo, una emoción expresada en un llanto suave y también silencioso. 

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Con los ojos cerrados me deslicé del lado derecho al lado izquierdo de la cama, ya había aprendido a ocupar todo el espacio. Me acosté de espaldas con la cabeza inclinada sobre la almohada vi el armario lacado en blanco mate de pared a pared de techo a piso frente a la cama., Pparecía una continuación discreta de los muros en la simplicidad minimalista de la habitación. Fijé la atención en las agarraderas que el carpintero había instalado el día anterior. Era una pequeña aleta saliente del punto en donde se encontraban las puertas también de color blanco, muy discretas. Entonces noté que,  aunque despierta,  continuaba aún con los ojos cerrados, Me mantuve serena para seguir viendo y centré la atención en el espacio que ocupa el centro de la cabeza y el espacio entre las cejas, conocido como el Tercer Ojo.

No era la primera vez que la glándula pineal activada me mostraba imágenes nítidas. La diferencia es que en eésta ocasión parecía que estaba sucediendo en el mismo plano de espacio y tiempo en el que mi cuerpo se encontraba. Quise identificar una sensación física para entender la diferencia entre esta proyección y la que ocurre normalmente cuando vemos con los ojos abiertos. , Cconseguí discernir algunas pequeñas variaciones ..….

Con la intención de cambiar el foco de esa visión mMe atreví incluso a girar la cabeza de lado a lado del cuarto, quise tener una visión más completa, a la derecha, las cortinas estaban allí cerradas como de costumbre para dormir y lentamente pase la atención de regreso hacia el lado izquierdo pero la imagen se fue desvaneciendo, a penas distinguí la puerta del baño y poco a poco regresé a la oscuridad. Entonces abrí los ojos y un nuevo día comenzó para míi. 

El mundo está cambiando tan rápidamente que en nuestro grupo de meditación tenemos una cita para encontrarnos la última semana de este año 2020 con nuestro profesor. Es una cita especial. Un encuentro más allá del concepto de tiempo y espacio. Nos encontraremos en nivel de consciencia en otro plano o dimensión fuera del cuerpo durante la practica de meditación de la glándula pineal.